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La Puerta Abierta Luis Gonzlez, jefe de contabilidad, y Andrs Rodriguez, responsable del departamento de articulo para caballeros, salian a almorzar juntos por el pasillo

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La Puerta Abierta Luis Gonzlez, jefe de contabilidad, y Andrs Rodriguez, responsable del departamento de articulo para caballeros, salian a almorzar juntos por el pasillo principal del establecimiento Confeccione Ortiz. Al acercarse a la puerta de salida, se encontraron con Juan Ortiz, presidente de la empresa, qu conversaba con la seorita Moro, jefa del departamento de novedades y bisutera. Ortiz hac evidentes esfuerzos por escabullirse, hasta que por fin con tono algo impaciente, cort tajante: - Tengo prisa, por favor. Pase por mi despacho esta misma trde, si puede... Una vez en la calle, Andrs coment, sin poder contener una sonrisa maligna: - Te apuesto algo a que aadi: "Mi puerta est siempre abierta." Luis devolvi la sonrisa al responder: - No te acepto la apuesta; perdera a buen seguro. Una vez sentados a la mesa del restaurante al que solian acudir diariamente, Andrs coment: - A Juan le resulta difcil sustituir a su padre al frente del negocio. Sin duda, fue un golpe muy duro para l que el viejo Ortiz muriese en aquel accidente de aviacin. Sin embargo, ya han transcurrido ocho meses y Juan sigue en estado de tensin permanente. No le falta experiencia en la gestin empresarial, pues su padre le hizo familiarizarse con todos los departamentos. Recuerdo que an estaba en el colegio cuando comenz a trabajar como aprendiz en las bodegas, y luego pas cierto tiempo en cada una de las secciones. No hay departamento que no conozca y, adems, durante cinco aos estuvo ayudando a su padre el tiempo que le dejaba libre la asistencia a la universidad. Asi que no es experiencia lo que le falta. Luis medit un rato su respuesta. - Si, estoy de acuerdo en que conoce el funcionamiento -coment al fin-, pero quizs ahi radique precisamente el problema. No me interpretes mal, te aseguro que lo considero una persona muy agradable, pero me cuesta mucho transmitirle mis ideas y sugerencias, a pesar de los esfuerzos que hago -callo por unos instantes y luego continu-. Hace dos aos, yo era ayudante del jefe de contabilidad de otra empresa, cuando me enter de que aqui necesitaban un contador. Me dijeron que el seor Ortiz, el padre de Juan, era un empresario excelente en sus relaciones humanas. Y, efectivamente, asi fue. Me dio carta blanca para implantar mis ideas en el departamento de contabilidad y me permiti hacer muchos cambios, despus de haberlos analizado con et, logicamente. Era agradable tratar con el seor Ortiz, pues aquel hombre estimulata las iniciativas. Ahora, en cambio... - Ya lo s -respondio Andrs-, ahora ya no tenemos oportunidad de exponer ninguna idea ni plantedr nuestros problemas al nuevo empresario. |Y pobres de nosotros si hacemos algn cambio por iniciativa propia! A mi me cuesta muchisimo entrar por esa "pucrta abierta". Por ejemplo, la semana pasada tenia fijada una entrevista con Juan para hablar sobre la nucva linea de camiseria y trajes de caballero que hemos estado ofertando desde hace un mes. Andrs cont entonces que Juan estaba comunicando por telfono cuando l entr en el despacho; le hizo seas de que se sentara, y cuando hubo terminado de hablar, colg el telfono y sali apresuradamente, sin decir palabra, para ordenar algo a su secretaria. Al regresar a su mesa, hizo algunas anotaciones en un papel y aadi unas notas a un borrador que tenia sobre el escritorio. Luego, dirigindose a Andrs, le pregunt: "Bueno, qu nuevos problemas me traes hoy?". Andrs le record el objeto de la entrevista. A continuacin, aadi que haba recopilado algunas cifras de ventas y que, adems, deseaba poner en su conocimiento ciertos comentarios formulados por los clientes que le habian transmitido los vendedores y que deberian ser tenidos en cuenta. - Apenas mencion la palabra "vendedores" -continu Andrs-, Juan me interrumpi y empez a despotricar contra la escasez de personal en el departamento de confecciones femeninas. Luego son el telfono una vez ms. Terminada la comunicacin, retornamos al hilo de la conversacin, pero slo durante unos cinco minutos. Juan estaba revisando las cifras de ventas, y yo comentaba la tendencia favorable de las ltimas semanas cuando, de pronto, me pregunt inopinadamente: "Cul es tu opinin sobre Fernndez, el que trabaja en tu departamento? No crees que su rendimiento est mermando?". Mis nervios estaban a punto de estallar, pero me salv el telfono. Juan estaba rojo de clera cuando termin de hablar. Me mir como si viese a travs de mi y me dijo: "Tienen otro problema en el departamento de publicidad. Ese chiflado de Lpez siempre me toma por su pao de lgrimas. Bueno, creo que hemos resuelto tu asunto, no te parece? Lpez viene hacia aqui y he de atenderlo, pero cuando tengas un momento libre, vuelve y podremos conversar largo y tendido, en especial de esa nueva gama de articulos que introdujimos hace algunas semanas...". Mientras me acompaaba hacia la puerta, Juan hablaba sin cesar. Al despedirme le dije: "Gracias por recibirme, Juan". El me contest un tanto distraido, mientras hacia seas para que entrase su secretaria: "No hay de qu. Vuelve cuando quieras. Ya sabes que mi puerta est siempre abierta". CONTESTA - Cree usted que Juan sabe realmente escuchar? - Cul es la reaccin que han efectuado los empleados ante la actitud de Juan? - Por qu ha sido incorrecto el proceder de Juan al encontrarse con la seorita Moro? - Qu puede hacer Juan para que las entrevistas con sus subordinados resulten ms fructiferas? Basar el anlisis en el ejemplo descrito por Andrs. - Conoce usted algn empresario que tenga los mismos defectos que Juan? Cree que esa persona se reconoceria a si misma en el propietario de Confecciones Ortiz? La Puerta Abierta Luis Gonzlez, jefe de contabilidad, y Andrs Rodriguez, responsable del departamento de articulo para caballeros, salian a almorzar juntos por el pasillo principal del establecimiento Confeccione Ortiz. Al acercarse a la puerta de salida, se encontraron con Juan Ortiz, presidente de la empresa, qu conversaba con la seorita Moro, jefa del departamento de novedades y bisutera. Ortiz hac evidentes esfuerzos por escabullirse, hasta que por fin con tono algo impaciente, cort tajante: - Tengo prisa, por favor. Pase por mi despacho esta misma trde, si puede... Una vez en la calle, Andrs coment, sin poder contener una sonrisa maligna: - Te apuesto algo a que aadi: "Mi puerta est siempre abierta." Luis devolvi la sonrisa al responder: - No te acepto la apuesta; perdera a buen seguro. Una vez sentados a la mesa del restaurante al que solian acudir diariamente, Andrs coment: - A Juan le resulta difcil sustituir a su padre al frente del negocio. Sin duda, fue un golpe muy duro para l que el viejo Ortiz muriese en aquel accidente de aviacin. Sin embargo, ya han transcurrido ocho meses y Juan sigue en estado de tensin permanente. No le falta experiencia en la gestin empresarial, pues su padre le hizo familiarizarse con todos los departamentos. Recuerdo que an estaba en el colegio cuando comenz a trabajar como aprendiz en las bodegas, y luego pas cierto tiempo en cada una de las secciones. No hay departamento que no conozca y, adems, durante cinco aos estuvo ayudando a su padre el tiempo que le dejaba libre la asistencia a la universidad. Asi que no es experiencia lo que le falta. Luis medit un rato su respuesta. - Si, estoy de acuerdo en que conoce el funcionamiento -coment al fin-, pero quizs ahi radique precisamente el problema. No me interpretes mal, te aseguro que lo considero una persona muy agradable, pero me cuesta mucho transmitirle mis ideas y sugerencias, a pesar de los esfuerzos que hago -callo por unos instantes y luego continu-. Hace dos aos, yo era ayudante del jefe de contabilidad de otra empresa, cuando me enter de que aqui necesitaban un contador. Me dijeron que el seor Ortiz, el padre de Juan, era un empresario excelente en sus relaciones humanas. Y, efectivamente, asi fue. Me dio carta blanca para implantar mis ideas en el departamento de contabilidad y me permiti hacer muchos cambios, despus de haberlos analizado con et, logicamente. Era agradable tratar con el seor Ortiz, pues aquel hombre estimulata las iniciativas. Ahora, en cambio... - Ya lo s -respondio Andrs-, ahora ya no tenemos oportunidad de exponer ninguna idea ni plantedr nuestros problemas al nuevo empresario. |Y pobres de nosotros si hacemos algn cambio por iniciativa propia! A mi me cuesta muchisimo entrar por esa "pucrta abierta". Por ejemplo, la semana pasada tenia fijada una entrevista con Juan para hablar sobre la nucva linea de camiseria y trajes de caballero que hemos estado ofertando desde hace un mes. Andrs cont entonces que Juan estaba comunicando por telfono cuando l entr en el despacho; le hizo seas de que se sentara, y cuando hubo terminado de hablar, colg el telfono y sali apresuradamente, sin decir palabra, para ordenar algo a su secretaria. Al regresar a su mesa, hizo algunas anotaciones en un papel y aadi unas notas a un borrador que tenia sobre el escritorio. Luego, dirigindose a Andrs, le pregunt: "Bueno, qu nuevos problemas me traes hoy?". Andrs le record el objeto de la entrevista. A continuacin, aadi que haba recopilado algunas cifras de ventas y que, adems, deseaba poner en su conocimiento ciertos comentarios formulados por los clientes que le habian transmitido los vendedores y que deberian ser tenidos en cuenta. - Apenas mencion la palabra "vendedores" -continu Andrs-, Juan me interrumpi y empez a despotricar contra la escasez de personal en el departamento de confecciones femeninas. Luego son el telfono una vez ms. Terminada la comunicacin, retornamos al hilo de la conversacin, pero slo durante unos cinco minutos. Juan estaba revisando las cifras de ventas, y yo comentaba la tendencia favorable de las ltimas semanas cuando, de pronto, me pregunt inopinadamente: "Cul es tu opinin sobre Fernndez, el que trabaja en tu departamento? No crees que su rendimiento est mermando?". Mis nervios estaban a punto de estallar, pero me salv el telfono. Juan estaba rojo de clera cuando termin de hablar. Me mir como si viese a travs de mi y me dijo: "Tienen otro problema en el departamento de publicidad. Ese chiflado de Lpez siempre me toma por su pao de lgrimas. Bueno, creo que hemos resuelto tu asunto, no te parece? Lpez viene hacia aqui y he de atenderlo, pero cuando tengas un momento libre, vuelve y podremos conversar largo y tendido, en especial de esa nueva gama de articulos que introdujimos hace algunas semanas...". Mientras me acompaaba hacia la puerta, Juan hablaba sin cesar. Al despedirme le dije: "Gracias por recibirme, Juan". El me contest un tanto distraido, mientras hacia seas para que entrase su secretaria: "No hay de qu. Vuelve cuando quieras. Ya sabes que mi puerta est siempre abierta". CONTESTA - Cree usted que Juan sabe realmente escuchar? - Cul es la reaccin que han efectuado los empleados ante la actitud de Juan? - Por qu ha sido incorrecto el proceder de Juan al encontrarse con la seorita Moro? - Qu puede hacer Juan para que las entrevistas con sus subordinados resulten ms fructiferas? Basar el anlisis en el ejemplo descrito por Andrs. - Conoce usted algn empresario que tenga los mismos defectos que Juan? Cree que esa persona se reconoceria a si misma en el propietario de Confecciones Ortiz

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